Fue a finales del siglo XIX cuando los movimientos de abstemios y a favor de la templanza hicieron circular la idea de que el alcohol destruye el tejido cerebral. Lo cual es cierto, pero solo en los casos de alcoholismo y tras años de padecer la enfermedad. Pero una investigación conjunta de la Universidad de Auckland y del Instituto Médico de Goteburgo demostró que el consumo ¡moderado! de alcohol no producía ningún daño neuronal.
¿Lo sabias?
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