No podemos descartar al bullying como un fenómeno inocente, casi inevitable, de la infancia. Necesitamos cambiar esta forma de pensar y reconocerlo como un problema serio, ya que los efectos a largo plazo son significantes”, dijo Wolke a Eureka Alert.
Tras analizar los resultados del estudio, Wolke y Copeland pudieron constatar que los individuos que eran víctimas y bullies a la vez tenían un mayor riesgo de sufrir problemas de salud en la adultez: ellos eran seis veces más propensos a desarrollar una enfermedad seria, fumar regularmente o desarrollar algún desorden psiquiátrico.
Los investigadores creen que este grupo es el más vulnerable por su poca capacidad de regulación emocional. Son personas que comienzan a acosar a otros tras haber sido acosados y que suelen reaccionar así por una falta de apoyo para superar el problema y por el miedo que el bullying les generó.
Esto muestra cómo el bullying se puede esparcir de no ser tratado. Se necesitan invertir recursos para capacitar profesionales que intervengan en caso de presenciar bullying para prevenir que el problema siga creciendo”, expresó Wolke a Eureka Alert.
Por otro lado, tanto bullies como víctimas demostraron tener dificultad para mantener un trabajo estable así como para ahorrar. Sin embargo, los bullies parecen ser los menos perjudicados en este fenómeno.
Los bullies parecen ser niños con tendencias antisociales que saben cómo molestar a otros. Es importante encontrar una manera de quitarles esta necesidad de molestar y así, evitarles los efectos nocivos del bullying a los demás niños” expresa Wolke.
¿Tendrá fin este círculo vicioso?
No hay comentarios:
Publicar un comentario